Pasado, Presente y Futuro
Me encuentro en Martina Franca, una linda ciudad del sur de Italia,
precisamente de la Puglia. Y ultimamente la hna. Stefania me ha pedido de
compartir mi experiencia misionera en esta zona. En realidad no puedo hablar de
“experiencia” porqué he llegado desde hace solo casi dos meses, ¡demasiado poco
tiempo para contar la vida! Sin embargo podría hablar de lo que veo, de lo que
oigo, de lo que me llama la atención. Y, desde este punto de vista, tendría
mucho para decir. Pero hoy quisiera referirme al hecho de que he llegado en un
tiempo de “procesiones”. En pocas semanas he visto tres: la de San Antonio de
Padua, la de la Virgen del Carmen, la del Cristo Expirante. Acompañando el
lento proceder de los diferentes grupos por las calles de Martina Franca he “visto”,
en cierto modo, el pasado, el presente y el futuro ...
Si, el “pasado” ha dejado en
estos lugares huellas culturales y religiosas no indiferentes, sea del Alto
Medio Evo como del Renacimiento. Basta entrar en las iglesias y admirar la
belleza artística y architectónica de cada rincón, de cada pintura, de los símbolos,
de las diferentes figura bíblicas. Además han heredado del Medio Evo las
famosas “Confraternidades”, dificilmente comprensibles en todo su valor para
quién viene de lejos y es ajeno al sentir pintoresco de este pueblo.
A las procesiones participan las autoridades civiles y no puede faltar la
banda di música que acompaña el trayecto. Y las Confraternidades que llevan el
nombre del Santo, tienen su propio estandarte y de ella hacen parte sean
hombres como mujeres que, una vez inscriptos, asumen deberes y derechos en
relación sobretodo a la procesión, durante la fiesta del Santo. Mientras los
hombres, en estas circunstancias, visten túnica y velo al mejor estilo ...
monacal, las mujeres lucen elegantes vestidos oscuros y llevan en sus cabezas una
linda mantilla blanca. Son estos grupos que preceden inmediatamente el Santo
durante la procesión, lo llevan en sus hombros, marcan el ritmo de la caminata
por la ciudad y, sin dudas, son los que se “lucen” ante los ojos de quién procede
o solo es un observador ocasional. El Santo Rosario, habitualmente guiado por
el sacerdote ocupa todo el tiempo de la procesión; durante el lento y lungo
recorrido el Santo pasará de hombro en hombro de todos los miembros de la
Confraternidad.
Concluída la procesión con la llegada a la Iglesia, las calles iluminadas a
fiesta y la última bendición del Párroco, se podría decir che inicia el “presente” justo en el palco preparado
de frente a la Iglesia. Entonces es el turno de las orquestas musicale que, con
diferentes estilos y temas alegran a la gente hasta la tarda noche. Las
Confraternidades “desaparecen” y es el momento de la aparición de la generación
más joven, de aquellos que tal vez harán fatiga a mantener el pasado ... porqué
sus valores, sus modos de relacionarse con Dios, sus manifestaciones
religiosas, son diferentes o quizás conflictivas.
El “futuro” me gusta pensarlo en
relación a nuestro proceder en la vida. Siguiendo las procesiones, con sus
paradas más o menos largas (e incomprensibles ...), con sus dificultades para
proceder a lo largo de las calles con el tráfico no siempre cortado
precedentemente, con el paso incierto de los ancianos, con las normales
distracciones del camino, he pensado a mí y a todos los seres humanos que aún
estamos en camino. ¡Cuántas dificultades y alegrías se mezclan con nuestros
pasos inciertos mientras peregrinamos hacia la Casa! ¡Cuántas piedras en el
camino, cuántas inquietudes, cuántas incertidumbres, cuántas fatigas! Alguien,
sin embargo, abre nuestra “procesión”: es el Santo de los Santos que con su
Sangre ha bendecido el caminar de cada hijo, de cada hija de Dios. Y todo es
bendecido por Él: cada lágrima, cada sudor, cada sonrisa, cada logro, cada
fracaso, cada dolor. Porqué todo hace parte de nuestro poceder en la fe hacia
la Alegría sin Fin.
Virgen del Carmen |
Concluyo con dos estrofas del hermoso poema de padre Raúl Canali, que me
tornan a la memoria pensando a nuestra procesión humana: “Mientras vas de
camino agradece a la tierra que te acuna y te aloja como Madre y Mestra. Tiene
arrugas su rostro, montañosa bellaza, llevan vida sus ríos, tienen sangre sus
venas. Mientras vas de camino, mientras llega tu muerte, cada instante es tan
frágil y a la vez es tan fuerte. No vivir de rutinas, celebrar cada encuentro,
saborear que lo simple está lleno de eterno”.
Hna Angeles
Suor Angeles
Pasado, Presente y Futuro
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