Volviendo a casa!

Por fin, llegó el momento de volver a la misión, o sea: de volver a casa.
Quedé en Italia más de un año, preparándome a los votos perpetuos. Un año largo, importante, pero extrañando un montón mi gente de Vilacaya: los niños que - al despedirme - me decían: "no te vayas, hermanita!". Muchos chicos ya no los encontraré: terminando los estudios, están ahora en la ciudades, otros no lo sé. Por suerte el Facebook ayuda a mantener un contacto.
Mis deseo para ellos es: felicidad, éxito en la vida; lo soñé juntos con cada uno de los chicos y chicas, quizás no pude expresarlo siempre, pero en mi oración hay siempre un recuerdo especial para "mis" jóvenes.

Encuentro los niños distintos: un año es mucho tiempo para los chiquis! Cambiados en el cuerpo y en la personalidad. Pero permanece mucho cariño mutuo. De vez en cuando las hermanas me decían: "Aquí todos preguntan por vos y quieren que vuelvas".
Nosotras las misioneras estamos listas para movernos, la valija y el corazón están disponibles para ir donde nos piden: es nuestra vocación!

Eso no quiere decir que no sentimos: los cambios, las distancias, a vecez no es fácil para nosotras.
Pero también hay mucha alegría: cuando se puede volver, cuando se piensa a mucha vida compartida, a los muchos amigos y amigas esparcidos por el mundo.
Sí, llegó la hora de continuar el camino con mi gente, y no puedo que agradecer a Dios por tantas gracias y amor recibidos!

Hna Stefania