MISERICORDIA en el corazón de San José Cafasso

Talvez para el mundo no es un personaje muy conocido, sin embargo para los misioneros y misioneras de la Consolata desde siempre es conocido familiarmente como “el tío”:  San José Cafasso, sacerdote de Turín, tío materno del Beato José Allamano, hace parte de nuestra familia consolatina como un antepasado para mirar e imitar en su santidad.

El Beato José Allamano, fundador de los/as misioneros/as de la Consolata, trabajó toda la vida para el reconocimiento de su santidad, y antes de morir tuvo la dicha de participar a la celebración de beatificación. En este año jubilar de la Misericordia, San José Cafasso es un modelo de santidad y de misericordia particularmente significativo: de hecho, este sacerdote diocesano acompañó muchos condenados a muerte en las cárceles y en el momento de la ejecución capital. Célebre su “santa terquedad”: a veces había malhechores condenados que no querían arrepentirse de su mala conducta, y de tanto atenderlos e invitarlos a la conversión, José Cafasso lograba que se confesasen y arrepentisen antes de la muerte.

una preciosa foto del Beato Allamano que muestra
el cuadro del Santo tío

El ejemplo de Papa Francisco, que a menudo visita las cárceles y habla constantemente de perdón, hace resaltar como un personaje muy actual nuestro santo tío. Convencido de la misericordia de Dios, sabía que el perdón divino es sin condiciones y puede alcanzar cada persona, sólo que ella lo quiera. Sintió como su misión sacerdotal particular (entre muchas otras: José Cafasso tenía mucho trabajo y muchos dones que compartía con los demás) el Sacramento de la Confesión que reconcilia con Dios y la dirección espiritual. El fue el director espiritual de Don Bosco, lo ayudó a encontrar su misión particular en la Iglesia, con todo el bien que ésa trajo al mundo entero.

Dicen que el Beato Allamano era muy parecido a su tío – que el Fundador encontró sólo una vez, cuando era niño – sea físicamente sea espiritualmente: también él vivió intensamente su sacerdocio, de manera particular como confesor y director espiritual. Es verdad que Dios en cada época llama a hombres y mujeres para demostrar su amor y su infinita misericordia.

¡Gracias, Señor, por el don de nuestro “santo tío”!