Beata Irene en los recuerdos de sus hijos
Al empezar la novena de la Beata Irene, dejémonos calentar el corazón por el testimonio y recuerdo vivo de la gente de Ghekondi, que ella mucho amó y que, por su parte, mucho aman a su hermana/madre.
"Nosotros
la recordamos bien, y toda la gente también la recuerda todavía. Su trabajo
consistía en cuidar y asistir a los enfermos".
"Si
había algún enfermo, la hermana Irene iba inmediatamente a verlo, y de ella,
todos aceptaban ser bautizados". Para un misionero, junto a la promoción
humana y al servicio de la caridad, no puede faltar al deber de la
evangelización.
"Si se trataba
de un enfermo, ella no hacia distinción si era de día o de noche". Su
compromiso era total, ella había puesto su vida a disposición por y para ellos.
"Nadie
podía resistirse a su elocuencia". Veremos más tarde que la hermana Irene
no había hecho estudios trascendentales, pero ninguna palabra es más eficaz que
el ejemplo.
"Los
domingos reunía a los cristianos y les hablaba, entreteniéndose con ellos."
Era un modo eficaz de santificar el día del Señor.
"Todos
los que se convirtieron aprendiendo el catecismo de ella, se mantuvieron
fieles, especialmente las mujeres, incluso durante el período de la emergencia
de los Mau Mau". Esta nota es extremadamente significativa, porque en los
años 1952 a
1955, mientras arreciaba el movimiento nacionalista, liderado por Jomo Kenyatta
(que más tarde se convirtió en el primer presidente del Kenia), todo lo que
viniera del extranjero, incluyendo a los misioneros, fue arrasado y sus
enseñanzas, fuertemente combatidas.
"Si
ella estaba almorzando y alguno la llamaba, salía inmediatamente". Siempre
disponible, siempre lista para acudir al
encuentro de las necesidades de la gente.
"Andando a las aldeas, poblados, caminaba
rezando con el rosario en la mano."Es típico de los santos ser
contemplativos en la acción y la oración es el sostén de cualquier
empresa, incluso de las más arduas.
"Sabía
que podía contagiarse de la peste, pero ella se acercaba y tocaba a los enfermos,
con tal de ayudarlos." En cosas así no hay necesidad
de comentarios.
“Ha
muerto por el trabajo de Dios... Estamos convencidos de que ella no está
muerta, sino que descansa de sus fatigas."
"No
puede estar en otro lugar más que en el paraíso."
"Todo
en ella era bello, desde el rostro hasta los modales, y el corazón", dijeron en coro, agregando que nunca habían
oído decir que alguien "tuviese algo contra ella... Pasó haciendo el bien a todos
indistintamente y amando a todos con el mismo amor".
Beata Irene en los recuerdos de sus hijos
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