Lindas visitas en Vilacaya

en Tocorpaya

Nuestra comunidad de Vilacaya siempre ha deseado tener sus puertas abiertas para cualquier persona que llegue, sabiendo, como dice la Biblia, que practicando la hospitalidad, nos puede pasar como a Abraham, que acogió ángeles en su casa.

haciendo pan

Así, con mucha alegría, acogemos a amigos y amigas que quieren compartir con nosotras la misión. En este año, tuvimos la dicha de recibir de vuelta la mamá de la Hna Stefania y Elisa, que ya habían quedado un tiempito dos años atrás. También Giulia, una joven italiana, está quedando en Vilacaya por dos meses, compartiendo la vida de la comunidad.

Ya para la fiesta de la profesión perpetua de junio, habíamos ensanchado corazón y casa para acoger a un buen grupo de hermanas. La sierva de Dios Hna Leonella decía que “donde hay amor, hay lugar”. ¡Y nosotras creemos en ésto!

hacia la feria del sábado

La cosa bonita es que la alegría se comparte, no es sólo nuestra, pues la gente recibe visitas con una hospitalidad excelente, y todos se encariñan con los “gringos” y “no gringos” que llegan a la comunidad. Por mucho tiempo preguntan cómo están, y cuándo vuelven, pues las puertas abiertas y los corazones acogedores nunca dejan de estar así.

Tratamos de visitar a las comunidades más alejadas, que se sienten muchas veces abandonadas. A veces saber que personas de tan lejos vienen a visitarles, deja a las personas conmovidas profundamente. Es bonito, lo repito, es re-bonito todo éso: pues el mismo Dios en el cual creemos nos dice la Palabra de Dios que “visita a su pueblo”, y Jesús es el Dios-con-nosotros. La visita tiene siempre algo de Dios, pues rompe las cadenas de la soledad y del abandono.

El año todavía no terminó, y la casa ya está lista para acoger a otros amigos y amigas que quieren compartir la vida con nosotras y con la gente. Para que la alegría sea plena y no se acabe nunca.