La alegría de volver a Argentina
Hna Emma nos cuenta su regreso a la querida misión de Isla de Cañas
Que alegria cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor. Ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén. Salmo 121:1
No hay mejor
manera de expresar la alegría de mi corazón al volver a Argentina que con el
verso de este salmo 121. Yo había quedado afuera un año y medio y sentí mucha
nostalgia de volver allí. Por lo tanto, cuando volviera me sentí una gran
alegría y paz.
La paradoja de
todo esto fue que cuando estaba en casa sentí mucho la necesidad de permanecer
allí y estar con la familia biológica y las relaciones que se había construido
durante largos años de mi infancia y de la vida juvenil y al mismo tiempo la
vocación misionera que yo había elegido vivir estaba haciendo un llamado
superior a mi corazón, que puede desprenderse de lugares cómodos y alcanzar en
amor a toda la humanidad. Se trata de las exigencias del corazón que me dio un
empuje para entrar y así que la firme decisión de hacer mi viaje de regreso a
Argentina.
La profunda
felicidad y la alegría que yo estaba experimentando que venía del hecho de que
yo iba a volver a un sitio en el que había llegado a llamar a casa; de vuelta a
los lugares familiares, un lugar que me recibió cuatro años atrás cuando
todavía estaba nuevita y sin experiencia en la vida misionera; un lugar que
había sido bañado en lágrimas de lucha para dejar ir mi viejo yo y abrirse a la
nueva cultura de los argentinos; un lugar que estaba lleno de caras conocidas
en las personas de las tantas hermanas y amigos a quienes Dios había puesto en
mi camino en los pocos años que había pasado en este sitio. Esta fue también la
tierra que me había enseñado el costo de ser un discípulo de Cristo y había
hecho comprender de una manera muy vivencial y profundo que el protagonista de
la misión es y será siempre Cristo. En él había aprendido a confiar todas las
dudas, miedos y alegrías, éxitos y había experimentado como me guió a lo largo
del viaje misionero.
Mientras tomo
un día a la vez en la tierra de misión, me dejo sorprender por su presencia
diaria en el nuevo mundo apostólico, que se presenta cada día. Sigo con la
misión de la formación integral de los jóvenes, servicio que me gusta cada vez
más. me gusta porque no sólo desafían a mí, pero también me forman de una
manera muy especial. En ellas me encuentro con mi yo real que necesita seguir
creciendo y convertirse en un mejor instrumento que el Señor quiere de mí. La
visitas de las familias que hacemos como comunidad también están llenas de
sorpresas, ya que me ayudan a volver a insertarme en la cultura después de la
ausencia. Esta unidad básica de la sociedad me hace dar cuenta poco a poco de
que la formación de los jóvenes depende mucho del bienestar de su familia.
La
participación de las fiestas también son muy importantes, ya que me están
ayudando a entrar en la cultura andina, que es rica en valores. Esta cultura nunca deja de
sorprenderme en su totalidad y estoy aprendiendo poco a poco lo que significa
entrar en la cultura de los otros con los pies descalzos. Es una cultura que se
celebra en la vida diaria de las personas, en las fiestas donde las bebidas y
los alimentos son compartidos para fomentar la vida comunitaria y el paso de su
vitalidad a los miembros más jóvenes de la comunidad. Cada fiesta cultural en que
participamos nos enriquece y nos hace entrar profundamente en la cultura y
también celebrar la vida en su forma única.
La alegría de volver a Argentina
Reviewed by abconsolata
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